lunes, 2 de agosto de 2010

El último gol del macano.

El ritmo de la vieja lavadorale daba la bienvenida a un nuevo día. Era la primera vez en el mes que pasaba la noche en su cuarto. Se sentía tan bien tener sabanas limpias y una tele para el solo. Era tan solo otro día donde se las tendría que ver con la cruda realidad. Tenia 50 años y estaba quedado-. Vivía en casa de sus padres, sin oficio ni beneficio.El día anterior, su padre había ido por él al centro de rehabilitación "la perla ", lugar donde lo conocían por el sobrenombre del "príncipe" (pues el rey era un anciano que solo bebía cerveza corona y decían que solo se había puesto una borrachera ... y nunca más se la corto).
Lentamente,  el macano se ponía sus shorts de rayas mientras llevaba a su boca pastosa un trago de agua del cántaro. Su madre que tenia casi ochenta años y la capacidad de oír a kilómetros de distancia le toco a su puerta, Macano contesto con un gruñido, -ábreme hijo- dijo Marina , Macano abrió la puerta y recibió los abrazos de sus sobrinos, que en fila india iban esperando su turno, era su cumpleaños,  por eso lo habían sacado de la perla.  Era un buen tipo el macano, los niños le querían y se divertían con él cuando andaba sobrío y a medios chiles. Tenia tiempo para ellos, ya que no había tenido ningún hijo que le quitara el cariño hacia los infantes. A los varones les enseñaba a jugar fútbol, a pegarle de tres dedos al balón. Les contaba de cuando México le gano a Brasil de pelé en el mismisimo Maracaná. Sus cansados ojos se le humedecieron, por lo general,  no soportaba la realidad estando sobrio, no era su gusto por la bebida, es decir su sabor, ya era lo mismo tomar el más fino whisky que tomar alcohol del 96.  Lo que buscaba el macano era que no le doliera el tiempo, de que el pasado no regresara a torturarlo.


El desayuno estaba listo, Doña Marina frotaba sus manos deshaciendo el orégano en el plato de menudo que había reservado para el del cumpleaños. El ave María recorría el comedor, proveniente de el viejo radio AM de Marina qé escuchaba misa.  Y cuando el religioso locutor daba narraba la comunión,  Marina se llevaba a su boca una galleta Maria y cerraba sus ojos. solo la podían sacar de su casa por una boda o un funeral.  Un chiflido retumbaba en la cochera, era el hermanito, amigo de la infancia, quién como pedro por su casa, se metía hasta la cocina,  y después de darle un beso a Marina (a la cual quería como si fuera su madre según decía cuando se ponía borracho) Abrazó al Macano, -quihubo mijo, ¡amonos!- dijo el hermanito mientras abría la olla de los frijoles y con un birote agarraba unos pocos.- ¿a donde cabrón?- respondió el macano, ante la alarma en los ojos de Marina -pues al estadio mi rey- decía el hermanito.  -No vayan a tomar Arturo- ( que era el nombre del hermanito) dijo Marina, por eso no me gusta el fregado fútbol, porque si ganan; toman  pa celebrar, si pierden, también, -pos solo que le fuera al Necaxa  jefa, esos gueyes siempre empatan-, le dijo el Macano ante las carcajadas del hermanito. Mientras el macano recogía su plato e iba a cambiarse una puerta se abrió y el chaparro se asomo. se le quedo viendo con los ojos de inocencia que todavía le quedan a un niño de 10 años.  Macano lo miro un momento y le dijo- ándale cabron ponte tu camisa y vamonos-, el chaparro corrió al otro cuarto y regreso enfundado con su camisa de las gloriosas chivas.


El datsun 82 de color indescriptible empezaba a avanzar por el viejo barrio.  Marina en la puerta miraba alejarse al mas querido de sus hijos, Al pasar la avenida el hermanito saco un six de debajo del asiento y destapo dos cheves, Macano como una mujer que ya está desnuda y en la cama del motel dijo: – no quiero cabrón-,- andale es tu cumpleaños-, de el orificio de la lata salía un espíritu congelado, que hacia sudar a la cerveza, un olor a cantina que el macano nunca había podido controlar, no había que rogarle mucho,- ¡no vayas a decir nada eh cabrón!-le dijo al chaparro, mientras sus manos temblaban, sus dientes castañeaban y la saliva se acumulaba en sus glándulas. Bebió la cerveza y sintió como el liquido iba acariciando sus tripas, ya valió madres- dijo el macano,  -esta re buena- mientras el datsun se enfilaba calle abajo, entre viejitas que venían de misa y gente trabajadora que ese día disfrutaría la final del fútbol Mexicano.



El trafico era insoportable para un domingo en la mañana, por la calle miles de personas caminaban como queriendo dejar sobre sus huellas  la pesadez de la semana. El hermanito trataba de sintonizar la radio sin éxito, Macano, andaba ya entrado, casi siempre bebía solo, a veces  con sus escasos amigos, le  disgustaba emborracharse con mujeres pues entre beso y beso no dejanban tomar agusto.  El carro se detuvo en el modelorama de la calzada, el dueño vio al macano y lo saludo efusivamente pues gracias a el macano y los millones de cervezas que ahí le había vendido su hijo pudo sacar su carrar en uan de las más costosas universidades privadas.

Una mirinda para el chaparro y otros dos six para ponerse en ambiente como mucha otra gente y es que el fútbol en México no es de mala calidad, sino que hay que disfrutarlo pedo para verlos pasar velozmente y para no darse cuenta que los fútbolistas no son una bola de mediocres. 
La gente iba ingresando poco a poco, a lo que a la vista de dios parecía un gran panal de cemento "el monumental estadio Jalisco", "el coloso de la calzada independencia", "el dos veces mundialista" decía, la voz de Emilio Fernando Alonso que salía de un radio de pilas de una anciana que vendía guasanas y cacahuates.

Antes de entrar al estadio, el hermanito, saco un paquete misterioso que dio al macano, este,  extrañado,  abrió el paquete y saco una playera original de las chivas con su nombre en la espalda y el numero 10 -y ultimadamente,  ¿porque andas tan espléndido cabrón?- dijo el macano- y después de recordar algo dijo: ah ya me acorde, te quedaste con los 10 mil varos que traía la ultima vez,-  decía el macano. -oooooooh,  que si te voy a pagar-, decía el hermanito, mientras compraba los boletos y el macano se ponía su playera, en la puerta de entrada un policía no se tragaba el cuento de que el hermanito estaba en cinta, así que se tuvieron que empinar dos cervezas seguidas para poder entrar.
Poco a poco entre empujones y sonidos de cornetas se fue abriendo el panorama, la cantina más grande del mundo se abría a sus pies.  ubicaron sus asientos preferidos cerca de don boni,  el vendedor de cervezas y pidieron les dejara una cubeta, con el escudo de las chivas en el lámina.

El Guadalajara salía del vestidor,  entre papeles de colores y porras de los aficionados. Memo como siempre,  serio, se acordaba del día que a él le toco salir también a un estadio; tenia 18 años y era volante derecho, su equipo había sido premiado con un viaje a Estados Unidos por ganar un torneo de reservas, Memo fue quizá el mejor jugador que tuvo el equipo de la liga,  del SindicatoUnicodelosTrabajadoresElectricistasdelaRepublicaMexicana en toda su historia.

Los equipos se formaban en fila india para entonar el himno nacional, Memo cargaba a su sobrino que nunca alcanzaba a ver nada cuando la gente se paraba, los equipos tomaban su lado en la cancha el arbitro, daba inicio al juego. Un gigante respiraba y hacia sonar sus voces a kilómetros de la calzada,


Las chivas tenían que ganar por un gol o más, no parecía tan difícil pero su rival era el peligrosísimo Toluca, de José Saturnino Cardozo. El partido daba inicio con el clásico pase a media cancha. En el equipo de las chivas había mucha juventud, y algunos buenos jugadores, en especial, un medio derecho llamado Alberto Medina,  qué había estado llamando mucho la atención de los medios informativos, debido a que el Barcelona de España lo quería contratar.

Memo nunca pudo jugar en primera, aunque toda la gente que lo veía jugar lo daba por un hecho, tenia un drible envidiable una velocidad y resistencia supersónicas, una inteligencia aguda para dar pases aún sin verse amedrentada por las secuelas del alcohol.


Las chivas dominaban el encuentro aun sin hacer daño el primer tiempo se había ido y con el 4 chelas dobles por mono, el Hermanito advirtió que solo le quedaban cien pesos y por votación democrática se decidió gastarlo solo en frías, ¡total!;  si al chaparro le daba sed ,pues no le caería mal unos traguitos de chevecha. En el medio tiempo las jóvenes porristas amenizaban con un espectáculo de baile, Memo recordó a su novia, la única novía que había tenido en toda su vida, era muy bella y a veces lo iba a ver jugar los sábados, habían planeado casarse, y tener un once ideal de puros macanitos.
Para la segunda parte, las chivas no hicieron cambios. La tensión aumentaba , cardozo le mentaba la madre a la tribuna, que a su vez,  le aventaba bolsas con un liquido amarillo de dudosa procedencia. Memo veía el verde del pasto, recordaba aquellos quiebres de leyenda y el olor a hierba fresca,  el sentimiento de juventud, la esperanza de un futuro sin sueños rotos.  En eso estaba, cuando en un tiro de esquina, Jose Saturnino Cardozo metía un certero remate que el arquero de las chivas no podía contener. El silencio se metió en los oídos de Memo, que se mostraba molesto; las chivas no funcionaban, pareciera que no fueran profesionales, pareciera que a los jugadores no les importara perder la final, ellos se veían tan tranquilos, tan indiferentes. Y es que al final del día si ganaban o perdían, sus residencias en las afueras de la ciudad les esperaban,  sus carros ultimo modelo con sus esposas llenas de cirugías estarían ahí.  A fin de cuentas, era para ellos simplemente un  juego más. 

Medina por velocidad a tres defensas y disparaba de derecha, la pelota se estrellaba en el palo izquierdo,  Memo se levanto a lo que parecía ser un golazo y se lamenttó no tanto por el fallo, sino porque en el movimiento tiro más de media cerveza. Las chivas parecían empezar a dominar, el Toluca se replegaba, en eso Omar Bravo,  el delantero goleador de las chivas era derribado en el área, el arbitro marcaba penal, la gente se levantaba a celebrar, los jugadores del Toluca le reclamaban al arbitro para hacer tiempo.

Pineda ponía la pelota en el manchón de penal y se perfilaba,- ¡esta mal parado lo va a fallar este cabron!- le decía Memo al hermanito, Pineda  arrancaba, y un paso antes de llegar a la pelota resbalaba mandando esta a las gradas, cerca de donde Memo se empinaba la ultima cerveza. El jugador de las chivas se lamentaba pero no tanto como se la mentaron los casi 62 000 espectadores del Jalisco.  -No mijo, tu tío nunca falló un penal en su vida -decía el hermanito a el chaparro que empezaba a probar las mieles del de la cerveza.

Otra jugada por la banda, el joven Medina burlaba a dos y mandaba un hermoso centro que era rematado por Omar Bravo y enviado al fondo de las redes, GOOOOOOOOOOOL gritaba Memo. y Paralelamente mientras en un templo cercano, la gente se daba el cotidiano saludo de paz, en el estadio el espíritu del ritual se hacía de corazón, la multitud se hundía en un extasis de alegría,  en un desahogar las frustraciones de todo el año, gritar y sentir que se era feliz, amarse los unos a los otros.  Como decía el buen Jesús que seguramente se echaba sus cascaras con sus doce apostoles.


Memo dejaba su sobrio semblante y reía igual que el chaparro, que empezaba a verlo borroso. Faltaban 5 minutos y  un gol separaba a las chivas de su onceavo campeonato de liga. El Toluca se esforzaba por esconderles la pelota, por  tratar de hacer tiempo. Un conato de bronca llego faltando dos minutos, a Memo le hervía la sangre, le hubiera gustado estar en la cancha y repartir madrazos, también para eso había sido un crack.  El arbitro expulso a dos por bando, faltaba solo un minuto y solo un milagro podía salvar a las gloriosas chivas rayadas del Guadalajara.  En eso, un jugador del Toluca le entregaba en los pies a Omar Bravo un pase a boca de gol, Omar se disponía a tirar, pero el portero, incapaz de alcanzar la pelota le ponía una patada por la espalda lesionándolo seriamente, el arbitro pitaba PENAL. La tribuna enloquecía si las mujeres supieran la emoción que siente con algo así, no andaría presumiendo sus orgasmos multiples.  El arbitro expulsaba al portero del Toluca, parecía que las chivas se iban a coronar de nuevo. La gente empezó a abuchear, cuando vió que Pineda pedía la pelota. -¿no putas mames! -decía el macano- ese cabrón no sabe tirar, -si estuvieras tu ahí mijo otra cosa sería- le dijo el hermanito-  con el último trago de cerveza sus ojos se nublaron,  el estadio callo y Memo empezó a oír su nombre, primero de manera muy quedita en su cerebro, después como un rugido que cimbraba sus oídos y veía a toda la tribuna coreando su apodo: !MACANO! !MACANO! Memo se quito su pants y quedo con sus zapatos y calcetines, Pineda nervioso, acomodaba el balón en el manchón de cal. El macano tenia los ojos vidriosos y estaba fuera de si,  la gente lo aclamaba,  En una grada estaba su novia que le mandaba un beso y le pedía que entrara al campo- si solo estuvieras tu ahí- oía la voz del hermanito, el alambrado había sido retirado la temporada pasada y de las gradas a la cancha solo bastaba un brinco, Memo junto valor y se dejo descolgar de la grada al campo traspaso la línea de cal  enfundado en su nueva camisa del rebaño sagrado y en sus miticos shores del SUTERM. La brisa y el olor a pasto se le metía en las narices, se iba a cercando al balón,  esquivando guardias de seguridad que lo perseguían furiosos, como aquella vez que un entrenador del Morelia de la primera división lo vio jugar maravillado, había descubierto al extremo que le hacia falta a México, Memo seria jugador de primera, sueño solo conquistado por unos cuantos en el barrio más futbolero de Guadalajara. Aquella semana no pudo dormir, se iría a Morelia a jugar primero a las reservas claro,  pero en máximo seis meses seria una estrella quizá después jugaría en las chivas y se consagraria como su idolo Hector Hernandez. Después  la selección y los mundiales. Ayudaría a sus padres, y se casaría con su novia, se compraría una casa en las afueras de la ciudad , seria un autentico ídolo en todo el país y se retiraría jugando para el santos de Brazil. sería intimo de Cruyff, cenaría con Pelé y le pondría las lineas en el espejo a Diego.

Memo corría con las fuerzas guardadas en más de 10 años de inactividad. La gente se paraba y lo señalaba, Macano llegaba a la media luna, los jugadores de ambos equipos se abrían a su paso, pues veían en su cara,  la mirada de un loco, solo el portero de los diablos siguió en su posición. El Macano llego a los linderos del area, se enfilo hacia el balón, vio al guardameta un poco inclinado hacia la derecha y pateo la pelota raza y colocada a la izquierda, como mandan los que saben.  El cancerbero ni siquiera se movió, las redes ondearon y en el estadio se dejo oír el grito que estremecía y hacia cuartearse a las casas de la colonia monumental, GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL , Memo siguió corriendo ahora hacia la tribuna, el hermanito salió a su paso y se abrazaron, Memo se quitaba la camisa y la agitaba al viento, saltaba y daba gracias al cielo,  la gente se paraba y lo ovacionaba, Memo lloraba de la alegría de sentirse querido por tanta gente .

Aquella tarde Memo preparó sus maletas, encima de sus cosas pusó el escapulario que le regaló su madre. faltaban unas horas para partir hacia Morelia. Salió a despedirse del barrio, de los camaradas de siempre, los que no tenían su don para tocar la pelota, ni su técnica. N pudo resistirse a la ultima cascarita con el pueblo, mo le dijo el hermanito. emo anoto tres goles era muy fácil jugar en el barrio, se sabía los baches y las dimensiones de la calle de memorias, ahí se formaban los idolos, sobre el pavimento. Para despedirse quizo hacer una jugada de lujo, pero resbalo con el aceite que habia tirado un coche.  El hermanito no pudo evitarlo y le cayo en la rodilla tronándole no solo los ligamentos sino,su vida.  Esa tarde sus sueños se convirtieron en solo eso:  sueños,   y llego una nueva profesión: el alcohol.  Los que lo conocieron lo recuerdan como el mejor medio derecho que hayan visto en su vida.

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