jueves, 21 de octubre de 2010

FELLACIO BENDITUS


Hola, ¿Qué crees?  Salí bien campante de mi casa y ya me estaba esperando la vieja con su cara de fuchi.  Porque el otro día, dice que yo le deje la basura adrede en su lugar y no es cierto, una manada de perros tiene como dos semanas pasando y hacen un desbarajuste, por cierto; hay uno bien bonito se parece a Pokis pero como que tiene sarna, porque se le veía el cuero todo podrido, ¡qué lástima! Mi papá tuvo un perro que tuvo sarna, y no se le ocurre ponerle aceite de motor… ¡pero caliente!” pobre perro, se rostizo y se le dejo ir a mi papá, a morder. Y eso que lo había tenido desde chiquito, su tía, una que vive en estados unidos, se lo había regalado que porque a ella se lo había regalado su prima, la que tiene el restaurante de mariscos en el centro y que te digo que se siente muy pipirisnais. Y entonces, mi tía como no tenía pedigree, se lo regalo a mi papá, y como a él de chiquito no lo dejaban tener perro, pues ahora acepta todos los que le ofrecen, total; el no les limpia, ahí estamos todo el día mi mamá y yo, juntando sus cajetas por toda la casa y las huevonas de mis hermanas, nomás esquivan las cacas,  porque las princesitas no se ensucian las manos, ah si, pero para pistear, se les olvida la realeza y le atascan como albañiles,  y ahí estamos mi mamá y yo otra vez fregando los pisos y lavando las cortinas, para ver si se les quita el olor a cigarro. Y luego porque las casas huelen a cantina, pero eso, si a ellas les vale madre, hacen fiesta 3 veces a la semana y todavía se van de antro, yo nunca quiero ir, me choca que me tengan esperando y que un pendejo me diga si, sí puedo pasar o no –Hola Micky- si no los saludan por su nombre, ni te voltean a ver, y la verdad es que ni gente tan “bien” va, más bien, va pura muchachita naca, con sus garras de barata, queriendo apantallar, porqué al final todas viven del otro lado de la calzada, pero eso sí; ¡muy fresas las cabronas!   Como mi prima Bertha, ya nada más se compro su camioneta y ya ni siquiera habla. Nada más pasa dándole vueltas a la cuadra y escuchando banda. ¡Ay como Odio a Valentín Elizalde! (que en paz descanse) pero que feo cantaba, parecía un manatí en brama, pero si eres fresa, tienes que escuchar banda y hasta hablar como Culiche,  sino, no estás In. Bueno, eso dice mi hermana la flaca, pero quien  sabe pues es re pendeja, se gasta todo lo que le da mi papá en invitar a sus amigas y a su novio. No dudo que hasta le pague le motel, porque Renato se ve que nunca trae un cinco, dizque es filósofo… pero para mí, que  le atiza sabroso a la mota;  Diario llega con los ojos rojos y nada más porque mi mamá esta cegatona, pero yo si me doy cuenta, y luego habla puras estupideces, yo no sé como mi hermana agarra cada patán. Parece desesperada, Si no esta tan jodida, solo esta lonjuda, pero es re huevona. Yo le digo que vayamos al parque y que le baje al refresco, pero le vale madre, dice que ella es esbelta, si esbelta ¡pero bien lonjuda! Y pendeja, ahí anda comprando cigarros, para toda la bola y después anda pidiendo dinero para irse de antro. Yo ya no le presto, está loca, que se ponga a trabajar. Ya que no quiso estudiar la prinecesita, y a como va, va a acabar igual que mi prima Rosita, muy nice yendo cada viernes a los antros y se embarazo y no supo a quién echarle la culpa, y ahí anda la pobre de casa en casa, pero no trabaja ni amentadas de madre, yo no sé a qué le tira. Pobre de mi tío Alfredo, nada más porque le va re bien en la casa de cambio, aunque acá entre nos, dice mi mamá que esta lavando dinero, el otro día se tuvo que ir a Estados unidos en chinga, que porque dizque lo andaban siguiendo los zetas, ó no se cuales, pero eso si, es bien marro cuando se arman las fiestas en casa de mi abuela. Cuando es hora de cooperar, le dan ganas de ir  al baño, o le hablan por celular o se hace pendejo, que dizque nomás trae dólares, te digo, entre mas lana tienen, mas agarrados son. Pero eso si cuando llega a las fiestas diario solo buchanas, pero no le da a nadie, y ya nadie nunca le pide, un día hasta a mi abuelito le negó un vaso, pero bueno mi abuelito era bien hacha, y se ponía re pedo, la agarraba de 3 días y tenían que irlo a buscar a los bares de san Juan de dios. El médico le decía que no tomara y que no tomara, que se iba a morir de eso, pero a él le valía madre, y pues sí; le dio un paro, pero pues dicen que se tomo unas de viagra y que se murió en la cama de su novia de ¡28 años! Viejo rabo verde, que feo, y la muchacha esta quería que le dieran parte de la herencia, pero la sacaron a volar del velorio en chinga, y luego luego, se veía que era una buscona, pobre de mi abuelito me acuerdo que era bien cura cuando nosotros estábamos chicos, en su casa jugábamos a la trais mis primos Mateo, Berna, Gabriel, Federico, Fernanda, Tanya, Azucena, Martha, Pedrito, Raúl, Javier, Dolores, Yeyo, Ale, Demetrio, juan Francisco, y yo, a que buenos tiempos, el rancho estaba grandísimo y nos íbamos a pasar siempre las vacaciones de verano, Don Julio nos hacía nuestro pajaretes yo creo que por eso salimos tan pedos todos los primos, por cierto ¿no te había contado? ¿Qué crees que le paso a Eustasio? Que Adriana su novia lo cacho entrando a un motel con su amiga Violeta, y ya vez Adriana como es de cabrona, que se metió al motel, abrió el cuarto y les dijo servicio de cuarto y que se mete y agarra a madrazos a la chava y que le mordió acá donde te conté a mi primo, pobre ya se andaba desmayando lo bueno es que no salió en el show de la barandilla,  como el esposo de la pinche vecina que te digo, un día lo agarraron con un travesti beso y beso, pero la verdad el travesti estaba mejor que su pinche esposa cara de rata sanforizada, ah te digo y que me dice; si te molesto si por favor pones la basura al lado de tu puerta… ¡Pinche vieja! Y ella cuando pone el carro afuera de nuestra cochera le voy a decir a mi hermano que le ponche las llantas a ver si lo vuelve a dejar ahí. ¿No te conté verdad? De mi hermano.
Bueno, ahorita te sigo contando…  

Pokar de sietes


"Todo fluye y refluye, todo asciende y desciende; la oscilación pendular se manifiesta en todas las cosas; la medida del movimiento hacia la derecha es la misma que el de la oscilación a la izquierda; el Ritmo es la compensación."
EL KYBALION.
Fue una noche de 3 lunas,  como cuando nació su madre, que tuvo uno de los partos más espantosos y largos que se recuerden en la vieja Inglaterra; batalló durante interminables horas y sólo se rindió cuando alcanzó a ver los ojos grises de William. Su padre, que sólo deseaba complacer a su difunta esposa, lo crío a regañadientes. William fue un apestado en su casa, comía las sobras, y no tenía derecho a estudios. El dolido padre le cargó las labores de la casa, por señalarlo culpable de la muerte de su madre.
El tallador  mezclo con decisión, las cartas de la última baraja que se usaría. Dos cartas cerradas a cada uno, las de William resplandecían sobre el terciopelo verde, en esas dos pequeñas cartas cabían más deseo y frustración que en toda una vida. Y precisamente, fue una carta la que le cambió la vida a William, que al cumplir los 7 años, fue requerido por su tía Polly, hermana de su madre, para llevárselo a  vivir en la campiña Inglesa, entre el verde de las colinas, la leche calientita de las vacas y toda la felicidad, que se le había robado desde su nacimiento.
El oponente pago los 5, 000. William volteo sus cartas y tomo 5 fichas rojas. Las puso en el centro de la mesa, su mirada no demostraba nada. Sus cartas sumaban 14.  Los mismos 14 que tenía William cuando fue víctima de una enfermedad tan extraña, aún en estos días. Su espalda se en pronto se lleno de  yagas de estar postrada 48 horas al día. En esos años la muerte, era para William, un ángel tan deseado.
Se destaparon las 3 primeras cartas. Un 7, un rey y un As. A los 21 William se fue recuperando, gano fuerza, y pronto absorbió la vida que la enfermedad le había robado. Gracias a que su tía, le leía las lecciones en cama, pudo ser admitido en una de las universidades con mayor renombre, Oxford. Ahí fue uno de los estudiantes más brillantes que se recuerden, salió con honores y entró a una de las firmas más importantes de Londres. Pronto, su reputación creció de forma implacable y llego a ser el abogado mejor pagado de Europa.
El oponente trataba de descifrar la mirada vacía de William, creía ya poder predecirlo; Una partida de póker era más reveladora que un matrimonio de 50 años. Aposto 100 mil con toda la confianza puesta en su par de reyes. Y fue exactamente un Rey el que hundió a William a sus 28 cuando decidió aceptar el caso que involucraba al príncipe en turno en un asunto de corrupción y tráfico de armas. William hizo lo que pudo, pero sabía que no podía defenderse lo indefendible. el Príncipe fue le hazme reír de toda Europa y William fue arrestado secretamente; Pasó 7 largos años en la prisión real, por cargos nunca aclarados.
El oponente puso en la mesa 50 fichas grandes, William miró de nuevo sus cartas y pagó sin dudas; al pagar su deuda con la corona, William de 35 años decidió probar suerte en América, dejo atrás la lluvia y el té y llego a una tierra de Whisky, calor y oportunidades. Abrió primero, un pequeño despacho en la gran manzana y cual gusano se la fue comiendo poco a poco, llegó a hacer de su apellido el nombre más temido, en las cortes Norteamericanas.  Apellido que daba nombre, al edificio más alto, desde donde casi se podía ver el otro lado del océano. Llegó también una mujer especial, una verdadera escalera de color que le llevo a ser el padre más orgulloso. Desde la altura de su despacho, miraba el mundo tan pequeño, tanto, que a veces creía poder tomarlo en la palma de su mano.
El tallador puso la cuarta carta; El rey de espadas. No fue una espada sino una ametralladora la que le mato el espíritu. Un gran capo Italiano solicitó sus servicios para evadir la prisión, no había caso, era a todas luces culpable. William se negó rotundamente a la propuesta que no podía rechazar y al llegar a su mansión para celebrar sus 42 años, no había nadie en la sala, pensó que era parte del plan de sus gemelitas  para darle una gran sorpresa, pero a medida que ingresaba a la sala, un olor a inocencia perdida se le introducía en sus narices.  Las encontró a las 3 con una ramita de olivo en su boca, con tanta vida por delante, vida que nunca llegarían a recorrer. Loco,  ideó un plan para asesinar al capo, cualquier cosa era insuficiente,  nadie en la ciudad quería involucrarse así que lo tuvo que hacer en sus manos, en la corte mientras procesaban al capo, por evasión de impuestos. La gente del gobierno se alegro de que les quitaran ese peso de encima sin embargo fue condenado.
El oponente paso, William que no se jugaba nada más que un millón puso su resto. El oponente creyó ver un engaño en sus ojos y puso todas sus fichas, la gente se acerco a ver el desenlace. Un año antes de que William cumpliera 50, Robert F. Un joven Irlandés que William había ayudado gratis, llego a su celda y lo liberó, ahora Robert era el presidente de los Estados Unidos de América y tenía el poder, de hacer lo que le viniera en gana. Lo nombró el encargado de su gabinete y William fue pieza clave para la recuperación de la economía de ese país, sin embargo en su rostro estaba tatuado su dolor y ni las residencias, las mujeres ni aún un par de hijos más pudieron devolverle eso que se llama normalidad.
Se pidió que se destaparan las cartas; El oponente a falta de una carta tenía tercia de reyes; William tercia de sietes, la gente emocionada, esperaba la última carta, William le dio la espalda, sabía cuál era.
Y así a sus 55 años con 11 meses y 29 días William Roger Barrett daba la última calada a su puro.  Mientras con su pluma mont blanc firmaba los papeles en los que cedía la mitad de sus posesiones a sus dos hijos y la otra mitad a la beneficencia. Solo se quedó con el traje que usaba y con una pesada bolsa de piel con la que salió a caminar las azules calles,  bañadas por la brizna del Támesis.  Vio el cambio de guardia en el palacio de Buckingham y  después subió a lo más alto del Big Ben.  Al dar las 7, William abrió el saco y desde ahí dejo caer el millón de billetes de 1 Euro que había ganado. La muchedumbre paró el tráfico, y de cualquier lugar, cientos de personas salieron despavoridas por alcanzar algunos billetes. Nunca una lluvia había sido tan bien recibida en Londres.  William entonces tomó algo en su mano, descendió hasta el London Brigde y de ahí se aventó a las frías aguas del Támesis.
Después de 7 años, unos jóvenes que acampaban en una isla cercana, encontraron su cuerpo, desmembrado por los peces pero con una carta plastificada de baraja, en su mano.








calaverita


Se preparó la muerte, gustosa a trabajar
Buscó cuerpos inertes, por todo el boulevard
El sábado es muy fácil, sólo hay que esperar
La vida es muy frágil, no midiéndose al tomar

Miró el tráfico en calma, no oyó ni una ambulancia
No había una sola alma, perdida en la vagancia.
Fue a todos los antros, sus grandes proveedores
Le vino el espanto, al no ver conductores

Y es que  había “tránzitos”,  por todo el perímetro
Asustando tácitos, con el alcoholímetro
Ya no había borrachos, estampados en postes
Ni fieros mamarrachos, enfrascándose a golpes

Entonces vio en un auto, pasándose impetuosos
Semáforos en alto, a dos tipos canosos
Tomándose a raudales, el presupuesto anual
Era Emilio González, paseando al cardenal

Pero que buen desmadre, dijo el predicador
¡Qué chinguen a su madre!, grito el gobernador
¿Todavía queda vino? ¡Écheme un poquito!
Y quítese el corpiño, porqué me da asquito”

¿Qué pasó mi Emilio?  Fuéramos maricones
Lo nuestro es un idilio, ¡pero un idilio de hombres!
Continuaron chupando, haciendo mucha bulla
Que se van estrellando, Chingaron a la suya

Sergio entro chiflando a la cantina, aunque  casi nunca bebía. Pero esa noche era especial y se podía tomar ciertas licencias. En el lugar, no había más que un viejo de miles de años, qué miraba triste su copa vacía y un cantinero canoso con una edad también indescifrable,  que jugaba con sus cartas, un solitario. En la rokola sonaba historia de un amor de los panchos.   Sergio se sentó en la barra y animado, tanto por su júbilo, cómo porqué no había nadie, grito al cantinero ¡tragos para todos! El cantinero lo miró sin expresión y enseguida le acerco un vaso y sirvió un gran contenido de aguardiente.  El anciano aproximó también su vaso y al verlo lleno,  les dio la espalda.  Sergio dio un trago y sintió que se le quemaba la garganta, quiso entablar conversación con el cantinero, pero este siguió muy al pendiente de  su juego de cartas. Entonces se acerco al viejo y le sonrió. -Hoy es un gran día abuelo. El viejo  continuó bebiendo, Sergio con su alegría intacta se acercó más a él. El viejo lo miró con desgano y termino su trago con intenciones de irse. -Me gustaría que me acompañara -dijo Sergio y pidió  al cantinero que le trajera la botella. El viejo decidió entonces quedarse.
-Hoy es el mejor día de mi vida abuelo. decía Sergio mientras le llenaba de alcohol el vaso. -Disculpe las confianzas, pero es que en esta ciudad no tengo un solo amigo, solo a mi amada. Soy de Veracruz y he venido a pedirla como mi esposa. Sergio levanto su copa para brindar: -¡Por la mujer más bella de Guadalajara …y quizás del mundo! dijo Sergio, el viejo levanto su vaso y dijo -¡salud!- Y de un trago vació todo el líquido en su ávida garganta y acercó su vaso a Sergio para que le sirviera más. -Si quiere más, sonría abuelo que esto es una fiesta no un velorio- le dijo Sergio.  El abuelo le arrebato la botella y le dijo- que fiesta va a ser- Bueno a la mera para usted no, pero alégrese entonces por mí, que yo si tengo que celebrar. El anciano movió su cabeza negativamente y más para sí mismo dijo- Ni para ti muchacho. Sergio miro su reloj y pago la cuenta, miró al viejo con lástima y se preparó para salir. Amigo si a usted le fue mal, seguramente algo hizo mal. El viejo pareció enfadarse y lo miró a los ojos, le dijo –yo que tú quitaba esa sonrisa de idiota, - ¿Cómo por qué? Le reclamo Sergio .- Te voy a decir por qué; vas a llegar a su casa, ella te va a recriminar que no le hayas avisado que venías. Entonces estúpidamente vas a sacar el anillo que llevas en el bolsillo  y te vas a hincar enfrente de su madre, de su padre …y de su prometido, que te va a corretear a balazos y te va a sacar fuera de su casa.  Sergio se carcajeo y le palmeó la espalda, pago  y salió sin darle importancia.
Al poco rato, llego Sergio aterrado a la cantina, su sonrisa se había fracturado y se había convertido en un puchero amargo. Se sentó al lado del viejo, que ya había casi terminado la botella. Al viejo al verle se rió y le dijo al cantinero- Sírvale un trago, ese yo lo pago- Sergio tomo el vaso y lo empino, empezó a sollozar y a hablar sólo; -¿Cómo pudo ser posible? Si nos amamos en el carnaval, ya hasta había hecho los arreglos. –Así pasa muchacho- le dijo el viejo divertido.  Sergio lo miró tratando de descifrar su risa y le pregunto- ¿y usted como supo? ¿Es adivino o qué? el viejo rió aún más y Sergio comenzó a llorar en la barra. El anciano lo observó como con lástima y le dijo para consolarlo- No te preocupes vas a encontrar otra- Sergio sin levantar su cara le dijo: como ella ninguna, nunca más me voy a enamorar.  El anciano insistió- claro que sí hombre, vas a encontrar otra, te vas a enamorar de nuevo con lo idiota que eres y le vas a hacer 3 chamacos, después te vas a arrepentir cuando se ponga vieja y solo te reclamé, y vas a andar yéndote con las muchachas hasta que ya no se te pare y solo esperes la muerte.  Sergio algo mareado por el alcohol que estaba bebiendo le dijo-  ¿acaso es usted un profeta? – No. Para nada. Le dijo el anciano. –Lo fui, alguna vez lo fui; Nostradamus, Hipólito, Merlín y muchos otros miles más que no conoces.  Sergio no entendía, el anciano continuó; También fui Carlo Magno, Nerón, Hitler y Napoleón. Sergio sonrió y siguiéndole el juego le pregunto ¿y pelé? ¿También fue pelé? El viejo le dijo- sí también, metí 1255 goles aunque nomás me valieron 1100 y también fui Maradona y Hugo Sánchez.  Sergio ya medio ebrio pidió otro trago y le pregunto ¿y la gorda de mi vecina? – sí también, y la metiche de tu hermana, la famélica de tu madre y el huevón de tu padre. Sergio se molesto y se paró, el viejo le cuestionó ¿o no es un huevón?  Sergio lo pensó un poco y se volvió a sentar. – he sido todos. - ¿todos? ¿también Cristo? Pregunto Sergio ya más interesado.  – No ese no- hay algunos pocos que todavía no.  ¿y cómo es, que si usted es todos, no hace algo, no les dice a los demás ¿o como funciona?- pregunto Sergio ya dudoso. - No lo sé muchacho, sólo me acuerdo el mismo día en que me voy a morir.  Sergio no se la creía  y pensó que estaba delante de un gran artista del engaño,  se levanto y fue a  la ventana, ¿cabía la posibilidad de que fuera cierto? El viejo llego a su lado, y para dejar claro que no mentía le dijo: ahí va a aparecer doña Eustolia, y una señora dio la vuelta a la esquina. – Va a pasar un ruta 100 y se va a pasar el alto. Y el camión paso fugaz sin respetar la luz roja. ¿Le sigo? Pregunto el viejo, Sergio no decía nada estaba al pendiente de la gente de la calle.- Don Eusebio va a tirar las cascaras de sus semillas. Mirna le va a maldecir y las va a juntar. El cartero va casi a derrapar con el aceite de ahí. ¡Mira, mira! Por esa ventana se va a asomar Denise, semidesnuda y desde la calle la va a ver Julián que sonreirá de oreja a oreja. Todo pasó Sergio se sintió mareado y regreso a la barra- el viejo el advirtió ¡Cuidado con el pretil! Pero Sergio ya iba cayendo. El viejo lo tomó de los sobacos y lo sentó en un banco.  No te apures hijo, mañana no te vas a acordar.  ¿Cómo lo sabe usted? Porque yo ya fui tú y no me acorde. Sergio pidió un agua mineral con hielos y mientras se iba tranquilizando inquirió. –Si ya está todo trazado y todos los actos están hechos ¿para qué estamos entonces aquí? -Buena pregunta hijo, ¡sepa la chingada!, a veces, como que intuyo algo, pero no me acuerdo de nada – le contesto el viejo. -Y si por ejemplo yo hiciera en este momento algo que usted no hizo ¿no se podría alterar todo? No podrías,  ya me habías hecho esa misma pregunta y yo a la vez te había respondido lo mismo. No se puede quebrar el destino. Sergio se levanto y patio un banco, el viejo le dijo –yo ya hice eso,  Sergio entonces salto la barra y tomó una botella, el cantinero no hizo nada siguió jugando a las cartas.  Sergio tomó un poco y estrello la botella en un gran vidrio haciéndolo añicos. –yo también hice eso Sergio, vete la mano- Y Sergio Sangraba.  Se envolvió la mano en un pañuelo y salió del bar desconcertado. El viejo entonces, se fue iluminado, a su mente llegaron lugares recónditos que parecían conocer muy bien.  Espirales de nubes, albas y crepúsculos entrelazados en un infinito firmamento de energía. Música inclasificablemente bella, espíritus  sin materia que al integrarse potenciaban un orgasmo infinito de amor. Y por último vio su verdadero rostro y se acordó de todo. Apresurado por alcanzar a Sergio, se levanto del banco y miró al tendero ¿Cuánto le debo? Le pregunto, el tendero le sonrió tiernamente y le dijo su cuenta ya esta pagada, entonces el viejo se fue disolviendo poco a poco así como el mundo en que se encontraba.